- No hay resultados tangibles en el combate al narcotráfico
- Se agravan violación a garantías individuales y asesinatos
La presencia de elementos del Ejército en las calles, que constituye la militarización de ciudades y regiones del país bajo el argumento de combatir las redes de narcotraficantes y el crimen organizado, tiene que ser puesta a debate público en el Congreso de la Unión y a consulta entre la población para determinar si continua, ya que la violencia, asesinatos de civiles y mandos policíacos, los cateos, la violación a los derechos humanos, las garantías individuales y la libertad, se recrudecen día con día y generan inseguridad.
Así lo planteó en conferencia de prensa Camilo Valenzuela, candidato a la presidencia nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD) al cuestionar la falta de resultados del gobierno de la derecha en la lucha contra las organizaciones delictivas y, no obstante ello, se impone la decisión de mantener la militarización indefinidamente en todo el país.
A las fuerzas armadas se les está usando ilegalmente en tareas que competen a los cuerpos policíacos federal y estatales, al margen de la constitución, para atizar una guerra que en lugar de disminuir se profundiza, violenta la legalidad, cobra vidas y genera temor entre la población.
El candidato a la dirigencia del PRD precisó que la intención de fondo del gobierno es mantener la militarización para estar en condiciones de, en un momento dado, intimidar y reprimir los movimientos políticos y sociales de la resistencia contra las políticas neoliberales entreguístas que quieren imponer contrarreformas a la ley para privatizar los energéticos, eliminar las conquistas laborales y someter la economía a los intereses del gran capital norteamericano.
Llamó la atención sobre el hecho de que más de cinco mil mexicanos estén pidiendo asilo en Canadá porque ello da una idea del nivel de intimidación y amenazas que se están desatando contra un número mayor de personas.
Hay que derrumbar, expresó, la idea que el gobierno quiere imponer de que para los mexicanos el principal problema del país es la presencia de las redes del narcotráfico y el crimen organizado, toda vez que lo más grave es la injusticia social y la pobreza, así como el entreguismo sin límite de la elite del poder que apunta hacia contrarreformas que pasen a cuchillo a la mayoría de los mexicanos empobrecidos.
Sobre la relación del PRD con Felipe Calderón, Camilo Valenzuela dijo tajante: “tiene que ser de cuestionamiento. Con él solo se podría dialogar si es para definir los plazos y métodos para realizar elecciones extraordinarias y renovar los Poderes de la Unión envilecidos por la corrupción, entreguístas al capital transnacional y con sometimiento ilimitado a los dictados del gobierno de Estados Unidos”.
El problema no es si dialogamos o no con Calderón, sino para qué dialogamos. Es evidente, expuso, que todas las políticas y decisiones que se aplican y toman son contrarias a los intereses y anhelos de la población y, por tanto, el diálogo del PRD con el gobierno federal tendría que apuntar hacia la renovación de los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial para propiciar el establecimiento de un régimen patriótico y democrático; de no ser así, cualquier otro tema llevaría a entrar en la lógica de encaño a la nación y a nosotros mismos.