- Asume el manejo de la campaña de Encinas: Valenzuela
- No judicializar el proceso implica aceptar ilegalidades
La intromisión de Andrés Manuel López Obrador en la contienda interna del Partido de la Revolución Democrática (PRD) al recomendar la candidatura de Alejandro Encinas y convertirse en promotor de su campaña política, contribuye a tensar el proceso y crear un ambiente de incertidumbre, contrario al de unidad y participación que se espera para el domingo 16 durante la elección.
Durante la conferencia de prensa que ofreció hoy, Camilo Valenzuela fue tajante: “lamento que en Andrés Manuel no haya prudencia” y siga empeñado en su error de apoyar abiertamente a Encinas, y seguro lo hace, porque sabe que su recomendado no tiene las características para por si solo obtener el triunfo y lograr el liderazgo e influencia que se necesita en la renovación del PRD. También deploró que use a la Convención Nacional Democrática para respaldarlo, ya que esa confluencia de organizaciones está por encima de partidos políticos y liderazgos.
En especial “me molesta que el presidente legítimo deje entrever que cualquiera de los candidatos que gane, a excepción de Encinas, sería visto con simpatía desde Los Pinos. En lo personal, me he mantenido y mantengo a la izquierda de las posiciones que asume Andrés Manuel. Por tanto, expreso que no merezco ser ubicado en esa categoría de gente proclive al gobierno usurpador. Nunca me he ufanado de tener amistad con personeros de las fuerzas que dominan el sistema, como sí lo hace Encinas”.
No obstante, el candidato a la presidencia nacional del PRD expuso que sacar adelante la elección con el menor número de incidentes y sin enfrentamientos verbales e inclusive físicos entre seguidores, requerirá una gran madurez y responsabilidad de todas las fuerzas internas del partido. Aunque hay que aceptar las dificultades y deficiencias que enfrenta: insuficientes debates, entrega demasiado tarde de propaganda, el poco tiempo que se tuvo para construir las instancias electorales, en especial las que van a instalar las casillas y coordinar la votación, un padrón poco confiable y el encono con tintes de guerra sucia entre simpatizantes.
A pesar del clima en que llegan a su fin las campañas políticas y el esfuerzo del Comité Ejecutivo Nacional para que candidatos, gobernadores y coordinadores parlamentarios asumieran el compromiso de cuidar la elección, Camilo Valenzuela afirmó que de su parte “no hay la intención de judicializar el resultado, porque no confiamos en las instancias oficiales encargadas de vigilar la legalidad político electoral”: Tribunal Federal Electoral, Instituto Federal Electoral y la subprocuraduría para Delitos Electorales de la PGR”.
Sin embargo, esto no implica que “vamos a permanecer callados y sin actuar frente a las ilegalidades que se lleguen a cometer”. Existe el recursos de la denuncia y acción política y de haber irregularidades que pongan en juicio la legitimidad del proceso, “nosotros vamos a actuar políticamente”, como lo exige la tendencia de la izquierda patriótica y revolucionaria.
Por último, Camilo Valenzuela condenó el comportamiento de algunos legisladores panístas y priístas hacia dos mujeres diputadas: Layda Sansores y Valentina Batres. Es lastimoso y grave que se les agreda con la consigna de “tubo, tubo” en la Cámara de Diputados. Ello, dijo, da idea del envilecimiento de las camarillas que han hundido en el descrédito a los Poderes de la Unión.